Más que anuncio, cortometraje. No está el calvo, ni el vigilante animado Faustino. El protagonista este año es Juan, un hombre solitario –en según qué cosas nos recuerda a Scrooge, el personaje de la novela de Charles Dickens, Cuento de Navidad– que, tras tocarle el gordo, vivirá ese día una y otra vez. Un homenaje a la película «Atrapado en el tiempo», protagonizada por Bill Murray.

Un paréntesis. «Atrapado en el tiempo» es el título con el que vino a España la película «Groundhog Day» que, traducido literalmente sería «El Día de la Marmota». Tal vez hubiese sido mejor dejar la traducción literal, pues es como se conoce popularmente la película.

Volvamos a Juan. El protagonista del cortometraje que ha hecho Loterías y Apuestas del Estado como anuncio del Sorteo de Navidad se ve condenado a vivir una y otra vez su particular día de la marmota: el 22 de diciembre. Y sí, le toca. Pero no puede disfrutar el premio ya que vive en un bucle temporal: se va a dormir y se despierta, de nuevo, el día del sorteo.

Al principio opta por hincharse a décimos sabiendo el número que tocará, pero eso no le hace feliz a largo plazo. La clave para que salga del bucle está en el eslogan que utilizan cada año para la campaña de Navidad: el mayor premio es compartirlo. Así que es fácil intuir el final del anuncio.

La euforia cuando le toca por primera vez no es lo mismo que la felicidad que siente Juan al final del anuncio. Es muy diferente. Y tú, ¿qué prefieres? Es un anuncio emotivo, que busca tocar nuestra fibra, pero ¿no es cierto que preferimos ser felices a sentir euforia? La respuesta debería de ser clara.