El pasado fin de semana se disputó en Kristianstad (Suecia) el Mundial de OK, la categoría reina del karting. Lo organiza la CIK-FIA, con Felipe Massa a la cabeza. Durante la semana, David pudo demostrar una vez más que es un joven y prometedor piloto.

David Vidales nació en León hace 16 años. Con tres años se subió a su primer kart. No se le dio nada mal. Su padre, Nacho, le acompaña a todos lados. Su madre y su hermana, desde casa, están pendientes constantemente de sus resultados. Durante el fin de semana, cada dos por tres Nacho estaba al teléfono hablando con su mujer. David, mientras, dentro de la carpa de Tony Kart, su equipo, a lo suyo. Es un chico tranquilo, que echa un cable a su mecánico a la hora de desmontar y limpiar las piezas del kart si hace falta. Entiende muy bien cómo funciona este mundo y, sin quererlo, simplemente por cómo es, se hace querer.

Es un chico normal y corriente de 16 años, pero sobre un kart se transforma. Y no en mal sentido. Tú le ves funcionar y no parece que sea capaz de subirse a un kart y pilotar como lo hace. Es un momento de tensión máxima. Solo él sabe cómo va de nervioso, tenso, mientras da vueltas al circuito, pero lo que vemos todos es la tranquilidad con la que se baja del kart. Como si nada.

No veréis a David ganar todas las carreras. Pero siempre está ahí. Su padre nos lo contaba: «a algunos pilotos les suena la flauta. Ganan un mundial y después desaparecen del mapa, no vuelven a estar arriba. David en cambio está componiendo una canción, siempre está ahí. No viene a tocar una vez la flauta y a desaparecer». Y así es. De hecho, para los que entienden del karting saben que David es de los mejores pilotos que hay actualmente. Por algo le hemos visto con Fernando Alonso últimamente y… ¡hasta han corrido juntos!

David Vidales | Foto: Mario Perrucca

Ha sido un fin de semana de mucho provecho para David. A través de su web os hemos ido informando de cómo ha ido el Mundial. Al final, una semana más de competición y aprendizaje. Ahora, recta final de la temporada. ¡Suerte, David!