Parece que en los últimos años nos hemos acostumbrado a una forma de comunicación en la que lo aparente acaba siendo más importante que lo real. Hemos llegado a un punto en el que, en muchas ocasiones, no sabemos lo que son engaños o verdades.

El más claro ejemplo de este problema se puede ver en las redes sociales, donde lo que prima es la apariencia sobre la realidad en pos de conseguir crear una marca personal deseada (que no real). Este fenómeno es lo que mucha gente llama en las redes sociales el «postureo«.

Cierto es que no todo el mundo ha caído en este tipo de vida y aun quedan algunos con algo de sentido común. Pero lo que sí es evidente es que las redes sociales se han convertido para muchas personas en un escaparate en el que mostrar una vida irreal cargada de positivismo con el que alimentar el ego. En muchas ocasiones, nuestra comunicación online está sujeta a la búsqueda de la aprobación social. Y no nos damos cuenta de que este tipo de comportamientos hace que perdamos la esencia de nuestra autenticidad.

Más o menos por este pensamiento gira el vídeo que compartimos hoy. A ver que os parece y lo comentamos.

Lejos de ser pesimistas, esto no es más que una reflexión, hay que darse cuenta del valor diferencial que todos tenemos. Seamos una marca o una persona, todos tenemos algo que nos diferencia y que puede ser el mejor punto de partida para nuestra comunicación. Al final, la mejor estrategia de comunicación es aquella en la que somos fieles a nosotros mismos, con nuestras virtudes y asumiendo nuestros defectos, con nuestros días buenos y también con los malos.