Uno de los objetivos principales de la mayoría de campañas de publicidad es conseguir convertirse en viral. La viralidad, ese fenómeno tan impredecible y a la vez tan sencillo de conseguir.

Al igual que en los últimos 9 años, Doritos se ha gastado un dineral para tener un anuncio en el descanso de la Super Bowl. Este año cada anuncio costó cerca de 5 millones de dólares. Una cuantiosísima suma pero que garantiza que tu anuncio sea visto.

Lo curioso de este caso es que la marca logró impacto en Twitter con gente que ni estaba viendo el partido. Según Spredfast, la marca logró 275 000 menciones en la red social. Todo un éxito.

Lo que sí que hay que tener en cuenta es que nadie hablaba del sabor o de lo crujientes que son sus “patatas”. Toda la conversación en redes giraba en torno a la polémica que creó el anuncio al tratar a un bebé en el vientre de su madre como algo vivo al que le gustan los Doritos.

No digo más, aquí está el vídeo y que cada uno saque conclusiones de si es buena publicidad o no.