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Así nacieron los récords Guinness

La nueva campaña de la DGT

"Despues de todo lo que hemos pasado para llegar a este verano... No lo estropees”. Este es el mensaje que trasmite la nueva campaña de seguridad vial que la Dirección General de Trafico (DGT) acaba de lanzar y en la que el organismo público apela a los conductores...

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Todo comenzó un día de caza en la década de los 50. Sir Hugh Beaver, Director General de Guinness, había salido a cazar. Con sus compañeros discutían sobre qué ave de caza era más rápido. No lo sabían seguro y tampoco encontraron ningún libro en el que encontrar esa información.

En 1954, Sir Beaver recordó lo ocurrido aquel día de caza y se inspiró para lograr una nueva manera de promocionar su cerveza Guinness. La idea era recoger datos y hechos para solventar dudas como la que tuvo el director general de Guinness cuando estaba cazando. Eran datos y hechos que también se discutían en los pubs mientras la gente se tomaba una cervecita.

Sir Beaver pidió ayuda a los gemelos McWhirter. El 30 de noviembre de 1954 se pusieron manos a la obra. Trabajaron durante más de tres meses –alguna semana llegaron a trabajar 90 horas– para recoger todo tipo de datos y editarlos en un libro. Sin saberlo, estaban editando uno de los libros más vendidos de la historia e iniciando una de las marcas y colecciones más reconocidas del mundo.

Así pues, en 1955, salió a la venta el primer libro de los récords Guinness, que ha convertido la marca como una de las más conocidas. Eso sí, el récord Guinness ha conseguido tanta popularidad que algunos jóvenes, a bote pronto, no relacionan el libro de los récords con la marca de cerveza. Pero eso no es nada en comparación con la repercusión que ha logrado Guinness desde que, en la década de los 50, Sir Hugh Beaver tuviese esa idea fruto de una anécdota de un día normal y corriente de caza.

Para entrar en el libro Guinness tampoco hace falta tener una habilidad especial. Que si el hombre más fuerte, que si el más alto, que si el más bajo, el más anciano… Hay todo tipo de récords, como por ejemplo: el de mayor concentración de pitufos. Esto es, te disfrazas de pitufo, vas a la concentración y ya formas parte de un récord Guinness. ¿Fácil, no? No se requiere un superpoder innato. Sí que puede requerir medios, como los que necesitó Hyundai para enviar un mensaje al espacio, que os contamos hace unos días.

¿Te animas a entrar en el libro? Puedes pedir ayuda a tu ayuntamiento y escribir el nombre de la ciudad en este gran libro. Por ejemplo, Sort –provincia de Lérida– entró en el libro de los récords por la concentración de gente disfrazada de brujas más numerosa: 1.700 personas.

Fuente: http://www.guinnessworldrecords.es/corporate/history

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